lunes, 25 de enero de 2016

59 vidas

Sí, han leído bien. 59 han sido las vidas arrebatadas en lo que llevamos de este año 2015 por parte de violentos y descerebrados animales. 59 casos que no han tenido la repercusión mediática que recibió el último fichaje del Barça o la última majadería de Belén Esteban. 59 barbaries que dejan a la vista el poso machista de épocas pasadas que nuestra sociedad no ha sabido (o no ha querido) superar. Está más que claro que este tema no es una de las prioridades de los de arriba y por ello somos nosotros los que vamos a tener que poner fin a dicha vejación.

Esta cifra contrasta con la tendencia de descenso que llevábamos tomando en los últimos años, pues ya hemos superado el número de asesinatos que ocurrieron el año pasado en nuestro país (57). Algunos afirman que este aumento se da a causa de la actual crisis económica, que deja a muchas familias en situaciones extremas que conllevan al maltrato. Otros, sin embargo, apelan directamente y sin vergüenza alguna a que las mujeres son las culpables de que sean, por ejemplo, violadas porque según ellos “van provocando”. Si no me creen, ahí tienen al exalcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, que sin pudor expresa que “me da reparo entrar en un ascensor con una mujer por si ésta me busca las vueltas”. Por favor, dejémonos de estas gilipolleces. Esto es un tema serio.

Por otro lado, estamos viviendo un macabro empleo del lenguaje en algunos medios de comunicación que banalizan por completo este asunto con ciertas palabras y expresiones que, a primera vista, parecen rutinarias y usuales pero que analizándolas con un poquito de agudeza lingüística vemos que han sido seleccionadas sutilmente para la manipulación inconsciente del lector. De esta manera leemos en los titulares de los diarios “Muere una mujer de 65 años en Oviedo a manos de su pareja, que confesó el crimen en unas cartas” (Diario El Mundo 09/11/2015) que declaran que esta mujer muere, como si hubiera fallecido por una causa ajena o normal, en vez de decir que esta mujer fue asesinada. También señalan que muere “a manos de sus parejas”, una expresión que evoca a la escena en la que Blanca Nieves es portada en brazos por su príncipe, en vez de decir que ha sido asesinada por su maltratador. Además, también se hace referencia en los medios a la “violencia de género” como si la agresión se diera por las dos partes, en vez de llamarla expresamente violencia machista.

No tenemos a este tipo de círculos de poder de nuestro lado (quizás porque los presiden hombres), sin embargo debemos actuar contra estos abusos. En primer lugar, debemos informarnos, leer, escuchar, aprender, y a raíz de eso, crearnos una opinión propia y sólida. A partir de este punto, es necesario ser lo más coherente posible con uno mismo. No vale subir una foto a las redes sociales el Día de la Mujer, defendiendo los derechos y libertades de la misma y publicando un discurso feminista, si luego el resto del año eres un ferviente fan de programas como “Mujeres y hombres y viceversa”, símbolo televisivo del machismo y simplificación de las relaciones sentimentales. Soy consciente de que mantener la coherencia no es tarea fácil, dado que estamos continuamente expuestos a bombardeos de publicidad machista, pero de verdad debemos intentarlo. Para luchar contra esta sociedad, por desgracia, todavía patriarcal debemos denunciar sin vacilar ni un segundo cualquier signo o síntoma de maltrato y aconsejar a la mujer que rompa inmediatamente esa relación tan insana. Por otro lado, todavía tengo la sensación de que hay mujeres, mayoritariamente jóvenes, que se muestran pasivas ante estas ferocidades, y por eso creo que habría que hacer una fuerte labor de concienciación para la autodefensa de la mujer en estos casos. Como último punto de análisis y más importante, la educación que nos forma como personas y como sociedad es el arma fundamental para paliar este grave problema. Una enseñanza que sensibilice, y que enseñe valores a los jóvenes como la tolerancia, el respeto y la igualdad es la solución más útil.

En conclusión, cambiemos de una vez por todas, esta sociedad opresora y luchemos para que en el 2016 esas 59 vidas se reduzcan hasta la nulidad. Juntos podemos. Ni una más.

                                                                                      Jon Salvador 2º Bachillerato E